El pueblo zulú es un grupo étnico africano de más de diez millones de individuos que habitan principalmente la provincia de KwaZulu-Natal, en Sudáfrica. Según la enciclopedia digital Wikipedia, “también se encuentran en pequeñas cantidades en Mozambique, Zambia y Zimbabue. Su idioma deriva originalmente del bantú, aunque más recientemente del subgrupo nguni. El reino zulú desempeñó un papel relevante en la historia de Sudáfrica durante el siglo XIX. En el siglo XX, bajo el régimen del apartheid, este pueblo fue clasificado como ciudadanos de segunda clase, siendo discriminados”.
Alex Pellejero nos explica que un hombre llamado Credo Mutwa, un chamán y sabio de la región zulú en lo que ahora se conoce como Zambia le explicó en una entrevista que le hizo el famoso investigador y escritor David Icke cómo fue introducido cuando era muy joven en una sociedad secreta de África y de sus cuantiosas experiencias de abducciones y contacto con extraterrestres”. Icke llamó a esta entrevista “La Agenda Reptiliana” entrevista que se puede encontrar en internet subtitulada al castellano. https://www.youtube.com/watch?v=ncNI46P3sjw
La leyenda dice que sus antepasados cuentan “que un día llegaron a la tierra grandes esferas metálicas, enormes naves que causaban un ruido terrible de donde descendieron los “CHITAURI”. Estos seres se presentaron como dioses y les dijeron a los humanos que les iban a dar grandes dones”.
El chamán Mutwa habla “de que antes de la llegada de estos hombres lagarto, el ser humano tenía los dos sexos en un mismo cuerpo y que poseían grandes aptitudes mentales como la telepatía. Los chitauri les dieron el don del habla y mientras que antes la gente se comunicaba con telepatía ahora lo hacía emitiendo sonidos con la boca. Esto fue un gran problema ya que uno no hablaba igual que el otro y fue causa de muchos conflictos y homicidios”.
También nos explica que “los chitauri se querían proclamar sus creadores, diciendo que ellos son procedentes de la tierra y que habitaron allí muchas generaciones atrás y los describe como seres esbeltos de unos 2-3 metros de altura. Dice que algunos de ellos tienen 3 garras y un pulgar mientras que otros llegan a tener hasta seis garras más el pulgar. Con piel verdosa y escamas. Algunos, los de rango más alto tienen pequeños cuernos en la cabeza e incluso un ojo en el centro de la frente. Con ojos grandes, amarillos y extrañamente brillantes”.
Credo Mutwa nos dice que “debemos dejar de negar la existencia de los chitauri. Debemos dejar de negar la existencia de los extraterrestres. Debemos dejar de negar la existencia de los illuminati. Porque todos ellos existen”. Expresó con firmeza”.
Este chamán zulú cuenta una experiencia que tuvo en 1959, afirma que en un paseo que hizo hacia las montañas de Zambia desapareció durante 4 días y recuerda esta experiencia como “una de las más dolorosas experiencias de su vida”. Relata que un día, su profesora le envió por unas hierbas especiales que sólo crecen al pie de las montañas. Era un día muy caluroso y cuando ya se encontraba recogiendo las hierbas, de repente se vio envuelto por una neblina azul que hizo descender mucho la temperatura. Lo siguiente que recuerda es que se encontraba como en una especie de túnel forrado de brillante aluminio y acostado sobre una gélida mesa de metal. Vio como se le acercaban unos seres más pequeños que los humanos, con enormes cabezas en forma de melón. Las criaturas no tenían nariz, sino dos pequeños agujeros en el lugar donde debería estar ésta. Eran de color gris, como cierto tipo de peces. Usaban ropa gris plateada hasta el cuello y muñecas. Alzó la mirada y pudo ver a otro ser más alto, con ropajes muy apretados al cuerpo y alargados dedos. Dice que estos seres usaban como una especie de gafas con las que ocultaban sus ojos. Lo siguiente que recuerda es un intenso dolor en su cadera, como si le estuvieran perforando directamente el hueso. Gritó e intentó moverse, pero su cuerpo estaba totalmente paralizado. Poco después le introdujeron como una especie de cable por una de sus fosas nasales, su boca se llenó de sangre. Credo recuerda todo esto como una enorme tortura de un dolor extremo. Entonces, por detrás de esas criaturas apareció un ser radicalmente diferente de los grises, de apariencia humana. Era una mujer blanca, de piel rosada y con el pelo rubio. Tenía las orejas puntiagudas y sus ojos eran azules. Confiesa que este ser se acercó y practicó sexo con él. De repente, Credo volvió a encontrarse entre los arbustos donde había desaparecido, pero sin pantalones ni botas.
Asegura que tanto los chitauri como las otras criaturas se alimentan de las fuertes emociones que experimenta el ser humano, en concreto el miedo y el horror. Un tiempo después un amigo de Credo, que vivía en Lesotho, le llamó y le pidió urgentemente que fuese allí porque tenía algo que compartir con él. Su amigo había cavado un enorme hoyo detrás de su choza e invitó a su segunda esposa y a Credo a bajar. Sacó unas partes de algo, y les dijo que las masticasen y comiesen. Credo masticó y masticó, se dio cuenta de que lo que estaba comiendo era algo muy seco y tenía el mismo sabor en la boca de como si te metieses una moneda de cobre. Volvieron a la choza y durante unos días estuvieron muy enfermos, la lengua se les hinchaba sin poder mencionar palabra, tenían grandes dolores y sarpullidos por todo el cuerpo. Al cabo de una semana los dolores y los sarpullidos empezaron a disminuir, se les empezó a pelar la piel y cuando Credo volvió a poder hablar le preguntó a su amigo: “¿Qué nos diste de comer? Esta cosa que nos ha enfermado. ¿Por qué hiciste eso amigo?” A lo que el amigo respondió: “Es la carne de un Dios, o mueres en dos días o te recuperas”. A partir de ese momento Credo empezó a notar unos grandes efectos, sentía como la percepción de sabor de sus papilas gustativas había aumentado increíblemente, su sentido de la vista se había agudizado tanto que cuando miraba a las lejanas montañas “podía ver los colores más allá de los colores”. Sentía que era uno con el universo.
Credo también habla de cómo a menudo se ven cadáveres de seres grises y al momento aparece una patrulla de hombres vestidos de negro para recoger cualquier tipo de prueba. Cuenta que estos hombres de negro no parecen humanos sino más bien robots con apariencia humana preparados para retirar cualquier rastro de estos cadáveres y demás componentes extraños. Son declaraciones de Credo Mutwa, un chamán zulú, un sabio que ha decidido contar la multitud de conocimientos que ha obtenido y acontecimientos que le han sucedido. https://granmisterio.org/2014/02/04/revelaciones-de-un-chaman-zulu-los-chitauri/